peatones oculares

Pies que van dibujando una rayuela por diversas calles
del mundo.
Un ojo que los mira a través de la cámara haciendo suyo
el juego del salto entre lugares, con la pretensión de
rescatar una sugerencia, un escorzo, quizá un momen-
táneo fragmento de belleza.
Un espectador emplazado a un doble juego.
Caminar la rayuela observando lo explícito: pies libres,
pies prisioneros, pies embellecidos o cosificados por su
desnudez o por su envoltura (pies de lana, de cuero, de
algodón). Superficies que los acotan con sus texturas de
piedra, de asfalto, de arena.
Brincar entre las imágenes oteando subtextos: países,
culturas, sonidos, colores y claroscuros sugeridos a
través de una visión sesgadamente poética.
Cada recorrido es distinto.La trayectoria se traza con la
suerte del paseante al lanzar su tejo y se completa con
su capacidad de asociación visual/conceptual (pie de
verso, pie de guerra, de rosal, de plomo, pie de paloma,
de liebre, de león, pie de página.)
Fetiche, extremidad apócrifa, definitivo atributo, sinfonía
de curvas con perfil de hipocampo. Las metáforas visua-
les de esta fotógrafa sincopada enfocan un doble espa-
cio de intersección entre el individuo y el mundo:
sinécdoque y/o metonimia del caminante y su entorno.
No solo pies. Pies de foto.
Las imágenes de Nancy Horowitz nos convierten en
peatones oculares.




Lar cabañas
Viena, febrero 2005.